La evitación experiencial es una de las principales causas indirectas del sufrimiento en las personas. Si huimos de nuestro dolor, este no es reconocido y por lo tanto, no se pude trabajar el como eliminarlo.

Según Ronald D. Siegel, doctor en psicología y profesor de la universidad de Harvard y experto en terapia Mindfulness, en la psicología occidental hay dos vertientes. Por una parte están los clasificadores, la mayor parte de los psicólogos investigadores, que sostienen que nuestro sistema diagnostico aún no está suficientemente perfilado y siguen buscando subcategorías nuevas dentro de las categorías ya existentes a fin de verificar mejor las nuevas medicaciones y psicoterapias. Por otro lado están los unificadores o anticlasificadores, la mayor parte de los psicólogos clínicos, que opinan que perdemos el norte entre tanta clasificación y que los diferentes problemas psicológicos tienen un nexo en común.

Según la perspectiva de estos últimos psicólogos, entre los que nos encontramos nosotros, los distintos problemas psicológicos y el sufrimiento que generan provienen precisamente de nuestro intento por evitar dicho sufrimiento psicológico. Es en realidad lo que hacemos para evitar el dolor lo que causa y aumenta nuestras dificultades.

La evitación experiencial

A esta forma de huir de las sensaciones desagradables y buscar solo lo agradable se le llama evitación experiencial, e incluye todo aquello que hacemos para intentar bloquear, negar, huir, no sentir o librarnos de cualquier forma de las incomodidades de la vida.

Entre aquello que elegimos para estar mejor o para consolarnos, se encuentran los psicofármacos, las drogas, el alcohol, la comida, las compras o la tecnología entre muchos otros, que si al utilizarlos como válvula de escape para nuestra ansiedad, angustia o desazón a corto plazo funcionan , está demostrado que a largo plazo nos perjudican y no nos producen esa felicidad buscada.

Dentro de este enfoque unificador nos encontramos nosotros en el que, lejos de tratar a las personas que vienen a consulta como pacientes y enfermos, los consideramos como individuos plenamente sanos que simplemente quieren ser más felices de lo que son, o bien están atravesando una crisis o bien desean examinar alguna cuestión de su propia vida y sentirse orientadas hacia un desarrollo integral que dé sentido a sus vidas.

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